En la sociedad tecnológica que vivimos, las percepciones instantáneas que recibimos a través de los medios de comunicación, en forma de gráficos y escritos, nos descubren una nueva manera de comunicación basada en momentos de recepción más fugaces y múltiples, en comparación con los impactos recibidos durante el siglo XX.
Sigue siendo necesaria la repetición de conceptos (mensajes base), pero además de esa constante y monótona identidad, debe de desarrollarse un diálogo de contenidos paralelos especializados (mensajes dinámicos) en contacto con los gustos actuales de los públicos objetivo.
Es decir, hay que combinar, ilustrar y escribir mensajes del mismo modo, con desarrollar incisos que vayan aportando más información actualizada y en tono positivo, dejando atrás las negatividades históricas acumuladas.
De este modo, se produce un avance dinámico de la comunicación, conforme al avanzar de los pensamientos evolutivos de las personas con las que nos comunicamos a todos los niveles, personal y profesionalmente, encontrando un nuevo potencial que fomenta la diversidad dentro de un núcleo común. Es como si se tratara del núcleo del planeta Tierra, común a todos, y del que salen diversas capas que acolchan la corteza terrestre llena de diferentes lugares, pero todos ellos parten de un mismo punto.
Lo importante es fomentar, asociado al concepto base, la proliferación de mensajes creativos y novedosos que se van sumando entrelazados unos con otros, dando lugar a una nueva forma de aumentar conocimientos iniciales sobre una temática o marca comercial.
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