Aunque nos encontramos en una sociedad post-consumo, aún sigue inalterado el empuje que nos lleva a adquirir productos y servicios novedosos.
Estamos saciados y tenemos aquello que necesitamos pero siempre queremos más. El impulso humano para conseguir más de todo aquello que vamos deseando parece ir al compás de las piezas que encajan en nuestra vida.
Por generación espontánea aparecen nuevas emociones enlazadas con el acto de consumir. Esta conducta es un factor aprendido desde niños en las sociedades burguesas que nos conducen a la hora de establecer nuestros propósitos en la vida.
“ Vivir es conseguir. Conseguir es triunfar. Nace el deseo de querer triunfar con todo aquello que vamos consiguiendo.”